Don Alejo Williamson junto a su Blanik CC-K7W. |
Con profundo pesar informamos a la
comunidad aeronáutica, el sensible fallecimiento de Don Alejo Williamson
Dávila, quién realizó en 1964 la increíble hazaña de cruzar la Cordillera de Los Andes,
al mando de un planeador Blanik L-13.
Para quienes tuvimos el orgullo de
conocer y compartir gratos momentos con este pionero, lo recordamos como un
gran caballero y siempre dispuesto a colaborar con los demás.
Gracias a su perseverancia,
responsabilidad y pasión por volar, se posibilitó a fines de la década del 40,
formar junto a otros emprendedores un modesto club de planeadores basado en el Aeródromo Lo Castillo.
Con mucho esfuerzo al pasar el tiempo y
luego de efectuar cursos de vuelo junto a sus compañeros en España en 1954, el entonces
Club de Planeadores de Santiago comenzó a adquirir planeadores de diversos tipos
tales como; Scheibe Specht, Grunau Baby hasta que en 1960 se logró acceder al
primer planeador Blanik L-13, de mejores performances.
De esta manera y durante dos años Don
Alejo se preparó en silencio en los Blanik para cumplir con su sueño, no perdía
oportunidad para volar y practicaba permanentemente buscando térmicas y nuevas técnicas de vuelo, ya fuera como
instructor o simplemente por el gusto de volar. Estudió los cambios del clima
en la cordillera y determinó que el mes más apropiado para cruzarla sería el de
diciembre, al igual que Dagoberto Godoy, quien un 12 de ese mes pero de 1918
cruzara la Cordillera de Los Andes por su parte más alta abordo de un monoplano
de tela y madera Bristol M1-C, dando gloria a la aeronáutica nacional y mundial.
Llegado el momento, Williamson eligió para
realizar esta hazaña el mismo día 12 de diciembre, fecha en que se celebraba el
Día de la Aeronáutica Nacional en recuerdo de la gesta de Godoy. Fue así, como a
los mandos del Blanik CC-K7W remontó los cielos alcanzando hasta 5.600 metros
de altura, permitiendo su histórico vuelo hasta Argentina, periplo que duró
casi seis horas, desafío que no estuvo exento de riesgos ya que en varias oportunidades
y no pudiendo mantener las alturas adecuadas, pensó en aterrizar de emergencia.
Sin embargo, su gran perseverancia y dominio de su pájaro de metal, lo
remontaron finalmente hasta la gloria.
El Editor.
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